Tus manos se deslizan por mi
piel
recorriendo despacio, muy
despacio
cada espacio de mi cuerpo, de
mi ser.
Tus dedos van abriéndose
camino
abandonándome al placer.
Tus labios avivan mi latido
siento fuego aquí en mi boca
y en cada poro de mi piel.
Acompasado estremecimiento
el que de repente siento,
abriéndose la puerta del
edén.
El fuego va mermando
lentamente,
dejaré sus ascuas encendidas
para volver a prenderte otra
vez.