No te ubicas, no te hayas,
allá por donde vayas
no comprenden tu innovar,
esa forma tuya de expresar.
Tus figuras alargadas
con su fuerte colorido:
verde, rojo y amarillo,
y sus rostros enmarcados,
en ambientes tan sombríos,
incomodan a las gentes del
lugar
desentonan con su modo de
pensar.
Y hasta aquí por fin llegaste
a Toledo, la Ciudad Imperial,
derrochando mucho arte
consiguiendo el reconocimiento
de una obra universal.
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