miércoles, 26 de febrero de 2014

ESA

Esa mirada tuya
que me anula y me desnuda
y con solo mirarte
empiezo a disfrutarte.

Esas manos tuyas
que acarician y que besan
que transmiten, que expresan
confiesan y atraviesan.

Esa boca tuya
que cuando sonríe me enamora
y cuando entristece me transforma.

Esa textura tuya
suave, delicada y afable
como la piel del armiño
a la que yo, tanto me ciño.

Esa alma tuya
limpia, suave y profunda
como el rocío en  la mañana
como la luna en su madrugada.

 

Foto: Pedro I. Fernández





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