Tu legado me ha llegado
de otros labios, de otras
manos
aunque lo que hubiera deseado
es volver a olerte, a verte
y conseguir reconocerte.
Sentir tu vigor y tu fuerza
y no esta terrible ausencia
que tu vacío me causa, me
deja,
marchitando un infante
corazón
inocente, abatido y lastimado
carente, desolado y
desarmado.
Respiro hondo y profundo
para poder seguir escribiendo
estos versos, estas frases
estas letras y compases.
Y me enfado y me emociono
con el mundo y todo el
planetario
porque ni entiendo ni
comprendo
por qué te fuiste tan
temprano.
Cierro los ojos y me acomodo
en el ayer
pero tus recuerdos, apenas
puedo ver
tan sólo borrones en blanco y
negro
y diminutas luciérnagas
consumidas
que acabarían iluminando mi
vida.
Fotografía: Pedro I. Fernández |
¿Dónde tenías todos estas vivencias? Has abierto una gran puerta dentro de ti, que nos invita a pasar... Un beso y continúa así.
ResponderEliminarGracias.
Eliminar